La aparición de manchas, generalmente blancas, sobre la superficie de elementos de hormigón se conoce como eflorescencias.
Los compuestos solubles (sulfatos, carbonatos, silicatos, cloruros, nitratos y otros presentes en la masa del hormigón) migran a la superficie favorecidos por un gradiente de humedad, depositándose sobre la misma a medida que ésta se seca.
La eflorescencia es un fenómeno habitual que ocurre en la mayoría de los elementos de hormigón que construimos.
Condiciones que favorecen la presencia de eflorescencias:
- Existencia de sales solubles en el material.
- Humedad en los poros del hormigón que disuelven las sales solubles.
- Presión hidrostática capaz de causar el movimiento de la solución hacia la superficie.
- Evaporación superficial y consecuente depósito de sales sobre el hormigón.
Precauciones para minimizarlas:
- Utilizar arenas lavadas.
- Utilizar cementos Portland de bajo álcalis.
- Utilizar aguas blandas.
- Diseñar hormigones de baja absorción.
- Evitar los ciclos de mojado y secado o cambios importantes en la humedad relativa ambiente.
Existe la posibilidad de eliminar las manchas de la superficie:
1) Puede resultar suficiente esperar uno o dos años hasta que la eflorescencia desaparezca “naturalmente”.
2) Realizar una limpieza a través de un cepillado enérgico (no siempre es suficiente).
3) Aplicar un baño con ácido muriático al 10 % y enjuagar con abundante agua unos minutos hasta eliminar completamente este producto. Esta alternativa resulta rápida y eficaz, sin embargo, puede afectar la tonalidad y textura del elemento además de resultar bastante peligrosa para el operario. Se recomienda adoptar las medidas de seguridad adecuadas al caso.